
Donington ha terminado sold out, lo que parece casi inconcebible ante la dimensión del evento. Cinco escenarios, 100.000 o 150.000 personas o quizás más, 150 grupos, y una legión de fanáticos de todas las edades en el escenario más prestigiado del mundo del hard and heavy rock del mundo. Una gran celebración del rock, la cerveza y el barro.
Si el barro, mucho barro, con una semana de lluvia previa, y un día anterior, quizás el día más lluvioso de todo el año, Download era un barrizal con más de 40 cm de barro que hacía casi imposible atravesar de un escenario a otro sin terminar agotado. Y como es usual en los festivales de ¡verano! en UK imponen las botas de agua como uniforme obligatorio. El viernes empezó mal, con mucho frío, viento y lluvia. Uno llegaba finalmente a preguntarse si iba a merecer la pena estar aguantando estoicamente el clima. La verdad es que un estupendo Slash, con Myles Kenenedy (este cantante lo tiene todo para ser uno de los grandes) y los Conspirators, fue de lo mejor del día. Entregaron tanto clásicos de Guns & Roses como algunos de los excelentes temas de su álbum “Apocalytic Love”. Llegaron al escenario, precalentados por unos espectaculares Nightwish, y unos magníficos Opeth, con un Mikael Akerfeldt, con un gran sentido del humor, además de una música ciertamente especial. Sin duda, Prodigy movieron también a las masas con un show realmente espectacular, aunque demasiada electrónica para mi gusto personal.
El sábado con el tiempo mucho mejor pudimos disfrutar de un maravilloso día en Donington. Para calentar el cierre del sábado, previamente actuaron entre otros, Tenacious D, con el loco de Jack Black haciendo de las suyas, y un público que se sabe las letras de sus canciones del tirón y que abarrotaba el escenario principal para verlo. Algo que deja de sorprenderte cuando descubres la calidad de su sonido. Sin duda Biffy Clyro, que no pueden considerarse un grupo de heavy metal en absoluto, se entregaron a tope, con cierta incomprensión del público con el que el grupo no acababa de conectar. Destacar también a Turbo Negro cachondísimos, los jóvenes y energéticos Treatment, o un Corey Taylor que disfrutó como cualquier asistente, entre otros muchos. El sábado terminó con unos Metallica entregados y disfrutando del concierto como los fans que una vez fueron. Se vio que no era un concierto cualquiera para ellos, que tocar en Download por 7ª vez, al que siempre se refirió James Hetfield como Donington, significa para ellos algo así como torear en las Ventas o cantar ópera en el Scala de Milán. Ataviado como cualquier fan, con chaleco completo de parches, y sin querer irse del escenario. Particularmente afectivo, James coreaba la unión con la “familia Donington” una y otra vez.
Por supuesto, el domingo era el día grande, con un especialmente emotivo concierto de Black Sabbath, que aparecía con un Tony Iommi que hacía una aparición especial a pesar de estar con quimioterapia. No en vano se trata de un sitio especial, muy cercano además a su casa y al Black Country. El día, con el mejor tiempo del fin de semana, se iniciaba con un barro ya bajo control e incluso bastante calor. La expectación era grande ante el fin de fiesta espectacular que todo el mundo esperaba. El cartel organizado in-crescendo. Kyuss Lives-Anthrax, Black Label Society, Lamb of God, Megadeth, Soundgarden y Black Sabbath como colofón. Se notaba que el escenario principal tenía gente fija frente a los otros días del finde y te hacía preguntar quien iba a estar viendo a los energéticos Rise Against (ver otra entrada de este blog sobre ellos). Se notaba la tensión de la espera. Todo el mundo mirando el reloj, todo el mundo calculando las salidas para desaguar o comprar algo de beber o comer. Muchas ganas de Soundgarden en el ambiente. Chris Cornell y los suyos increíbles. Magnifica entrada y magnífico final, con saturación y mucho, mucho gusto, y en medio también genial. ¡¡Que grandes!! Se les echaba mucho de menos.
Y por fin el momento agridulce del final. Nada más y nada menos que Black Sabbath. Los titanes, los míticos, los que están hoy día por encima del bien y del mal, a años luz de cualquiera. Y encima medio mitificados en vida ante la perspectiva de una, esperemos que no se produzca, pérdida de Tony Iommi. Una pena que no pudiéramos disfrutar de Bill Ward, por falta de acuerdo entre ellos, pero realmente el batería que acompañaba a BS, Tommy Cufletos, que es el que acompaña a Ozzy, fue realmente espectacular y diría que un porcentaje importante del espectáculo. IM-PRESIONANTE este batería del que tenemos que escuchar mucho más en el futuro. Como definir el concierto, nuevamente como impresionante. El sonido pesadísimo, rotundo, resonándote en las tripas y haciendo vibrar el cerebro. Heavy de verdad. Como siempre digo, heavy no es solo rapidez, ni tampoco vatios a tutiplén. Heavy es Black Sabbath, y solo hay que escucharlos un rato en directo para saber de inmediato que significa el término. Así que pudimos disfrutar de un Geezer Butler muy, pero que muy en forma, y un Tony que no parecía estar enfermo para nada. Ahora bien sin duda el personaje, el verdadero maestro de ceremonias, es Ozzy, aunque el cocinero, el director de orquesta, el productor y el cerebro gris de Black Sabbath, sea Iron Man. Cuando uno ve a Ozzy, es cuando acaba de entender porque es mucho más que un cantante, es un completo showman, una bestia de escenario a la que no le hace falta mucha movilidad ni gimnasia para llevar al público exactamente donde el quiere, ni más ni menos. Avivando al público incluso antes de salir, tras la cortina. Y haciendo lo mismo cuando se fueron tras un único bis con Paranoid, pidiendo expresamente a la gente que no se vuelvan locos con el bis, alentando justo lo contrario precisamente así.
Increible fin de semana, increíble afición.
No hay comentarios:
Publicar un comentario